martes, 18 de diciembre de 2018

JUSTICIA VERSUS VENGANZA



Frente a hechos, o delitos que han generado gran impacto social, la opinión pública se bate entre las ansias de venganza visceral y los deseos de justicia “racional”.

Ambas formas de respuesta son incompatibles y poseen trayectoria y valorizaciones culturales diferentes. 

Un crimen como el de Margarita, sin duda que merece la más dura sanción, pero sanción legal y racional. La contemplada en los respectivos cuerpos legales. Todo lo demás es enfermedad social de la que debemos hacernos cargo.

Si la opinión pública quiere venganza, se debe tener muy presente que, toda venganza genera respuesta, de ahí surgen las tradicionales vendettas sicilianas. Que se sabe donde comienzan pero nadie sabe cómo ni cuándo terminan. Al final, el supuesto remedio resulta peor que la enfermedad.

La justicia busca sancionar de modo positivo (racional) hechos clasificados como faltas o delitos mediante un “justo castigo”. Lo de justo es relativo a lo que la propia sociedad (representada en un Congreso) ha considerado como sanción, por tanto no hay margen para ponerse creativos.

Luego en los sistemas penitenciarios del mundo existen dos corrientes frente a las condenas. Los sistemas que buscan solo el castigo punitivo, sin espacio para la reinserción, o los que buscan la reinserción del sujeto. El sistema chileno cabe dentro del segundo grupo. Por algo todas las condenas, dejan entre ver un espacio para la reinserción social. Que ello se realice o no, y en cuanto a la efectividad de esta, es materia para otro análisis.

Pero estos hechos plantean otro problema y desafío país, el persistente afán de involucrarse de modo personal en la secuencia del castigo. Policías, Carabineros, Gendarmes y hasta los mismos reos caen y se asumen roles “justicieros” frente a cualquier hecho de connotación social, como el crimen de Margarita, sin duda sus responsables deben pagar, pero sanción legal y racional. Apremios ilegítimos, torturas y “pseudo castigos” o linchamientos son delitos y signos de enfermedad social.

La sociedad chilena es violenta y ha estado presente a lo largo de toda nuestra historia. De este modo la violencia posee atributos de valor para el logro de objetivos que son largamente validados. La violencia está presente día a día en las relaciones interpersonales, familiares e incluso entre pares de niños. Lo peor del caso es que la tenemos normalizada. Tan normalizada que la opinión pública avala y defiende su uso, como el caso de los “ajusticiamientos”. Y si por azar del destino: ¿fueran inocentes?.

Conviene tener muy presente que un imputado es solo un acusado y será un tribunal quien determine si es culpable o inocente. Luego, si fuera culpable, el sujeto solo pierde dos de sus derechos: la libertad y sus derechos políticos (sufragar, ser candidato). Sus demás derechos permanecen intactos y e inviolables. Por tanto, si fuera culpable, nadie tiene derecho a realizar ningún apremio ilegítimo ni castigo extra judicial, pues ello rompe el límite entre lo personal y lo profesional, rompe el límite entre lo institucional y lo social y solo demuestra lo enfermos y peligrosos que son los supuestos “vengadores”.

Por último, todo reo o presidiario en Chile está bajo la custodia del Estado, por tanto el Estado es responsable de su integridad física y psíquica. Qué ocurriría si todos los presos del país demandaran al Estado por estas prácticas más que habituales?.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

OTROS EMPRENDIMIENTOS

La Revista Forbes publicó un listado de los 20 Pastores más ricos del mundo. Con fortunas que van de los 10 millones de dólares hacia arriba...